Thursday, May 15, 2008

El Sueño

Estoy al lado del camino -- una carretera suburbana a noche con riberas hinchándose, alto, ondas perferaron para césped verde y astas telefónicas. Estoy encojado allí, en un circulo de la luz, esperando que la acción venir. Y verlo -- ¡corra! El Jeep acercame, más cercano, las ruedas silbando como serpientes en el asfaltado mojado, los faros amortiguados por alguna angustia interna. Y huí entonces, desesperado cruzar en que momento cuando pareció más inminente, conducido por el impulso horrible y animal a -- Desplomé en la ribera contrario, el pecho tirado como empujé mi cara aún más y más adentro del suelo. Mis orejas silbado y llamó, resonando con los gritos de un mundo abajo que había escapado tan por poco. Y me acosté allí un rato, descansé seguro a la sombra de un arbusto de pino -- seguro fuera de la luz, llenando mis narices con el césped.

Y así me acosté hasta que, lentamente, subí, presentiendo algo en el viento de la noche. Miré a través de la sima abierta del camino a la mancha solar débil y artificial que brilló como un candelero. Su claridad estuve estropeado por una figura oscura, que brillado y también consumido toda luz como la obsidiana. Un leopardo negro. Pero entonces, que horror -- miró a mí y dentro de su cara yo ví ojos humanos y entonces -- la nariz y la boca humanas también. Y comenzó a cazar al acecho.

Temblando y congelado como un animal inútil me encogí atrás en la ladera, desesperadamente esperando para ser envuelto como si algun misterio se acostó bajo la tierra oscura. Pero solo fue el tiempo, y cosas muertas, y pareció que ninguna magia me podría guardar de la bestia. Y entonces recordé al arbusto -- amortiguando un chillido, zambullé detrás de lo como el animal empezó su subida elegante del asfaltado a la colina, mi colina, y me di cuenta de con el asombro horrible que no estuve detrás del arbusto. Miré en todas direcciónes con terror -- el arbusto fue de repente a mi izquierda. Pero pude entender una figura detrás del arbusto -- y a mi confusión creciente comprendí que fui yo. Pero la bestia me ignoró, ignoró la mí llanura, la mí que no fui ocultado y fui expusó, y en lugar lentamente arrastrado arriba sobre la forma que se encogía como una liebre entre las raíces. Y cerré mis ojos, la silencia intolerable, esperando sin espera para el muerte. ¡Pero no hice! y lentamente lo ví surge. El hombre-leopardo no fue más; surgiendo del arbusto estuvieron yo, claramente enamorado, envuelté en los brazos de un hombre, un indio, mientras su hermano arrastró cierra atrás, casi cepillando nuestras espaldas con sus puntas de los dedos largos como el tres anduvieron a zancadas, moviendo como fantasmas. El hermano miró fijamente a mí, el dedo torcido, y supe que él atraía para mí seguir, unir con mi medio-ser y para encontrarlo, el hermanastro. Pero conocí, de las cuentas viejas, que no podría así. Ella no me fue, y ustedes no fueron hombres pero demonios, quién había venido para arrastrar un alma inocente hacia abajo al infierno en una tentativa para encender su mundo. Fueron el demonio quien es muchos, fueron Legión, fueron embusteros que atacaron sobre el instinto humano para abstenerse de la soledad, para mover en paquetes, para fiarse. Fueron la Legión: fueron la marea que giró contra usted, celoso de todo, celoso más específicamente de las sociedades armoniosas, los grupos comunales que nunca dominarán, nunca crearán dentro de sí mismo. Estuvieron celosos de la inocencia.

Así no fui con ellos pero en lugar me senté allí, sin movimiento, y miré sus cuerpos destiñiendo en la niebla como el cielo lentamente creció más ligero.



Fín.

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